Hoy me saboreé todo el día para verte. Vi tus zapatos, y no los alcance. Los mismos zapatos que veo cada mañana. ¿pueden haber dos zapatos iguales? No creo. Ambos no se desgastan igual; y me tengo que quedar saboreando tu imagen al lado de la cama, añorando un día mas para verte a los ojos.
Papillón
0 comentarios:
Publicar un comentario